
La venta de Mexicana al Grupo Posadas es un caso típico de este capitalismo de cuates. El 20 de diciembre del año 2005, a un año de concluir su mandato, el gobierno de Vicente Fox oficializó que el Grupo Posadas, propiedad de Gastón Azcárraga Andrade, era el ganador de la licitación por la aerolínea Mexicana de Aviación; 94.5 por ciento de las acciones de esta aerolínea, pasaron a ser propiedad del corporativo hotelero que administra la cadena de hoteles Fiesta Inn y Fiesta Americana.
La venta de Mexicana de Aviación se llevó a cabo mediante el supuesto pago de 165.5 millones de dólares. CINTRA SA de CV y el IPAB reconocieron al Grupo Posadas como el ganador indiscutible de la licitación y nuevo dueño de Mexicana de Aviación.
¿Quién es Gastón Azcárraga y por qué logró adquirir Mexicana de Aviación tan fácilmente y pagando tan poco por dicha empresa? Gastón Azcárraga ayudó a Fox económicamente durante la campaña presidencial de 2000. Siendo Fox candidato, vivió en el Hotel Fiesta Americana de la ciudad de México, propiedad del empresario, quien recibió en pago en 2005, la empresa pública Mexicana de Aviación. Por si hubiera dudas, el empresario fue también uno de los patrocinadores de la Fundación Vamos México, que dirigió en su momento la señora Marta Sahagún.
Aunado a esto, en su carácter de presidente del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios fue promotor de la guerra sucia y defensor del controvertido resultado electoral de 2006.
Desde la adquisición de Mexicana de Aviación, Gastón Azcárraga ha actuado sin ninguna prudencia empresarial, asumiendo riesgos excesivos con la seguridad de que no lo van a dejar quebrar.
Por ejemplo, a tres a años de adquirir Mexicana de Aviación, para ser exactos, en junio de 2009, Bancomext le aprobó un crédito por 991.7 millones de pesos. El empréstito se dio justamente en el periodo de la contingencia del virus A/H1N1 y se debía liquidar a dos años.
Por otra parte, pretendió emitir bonos de deuda por un monto de 250 millones de dólares, cifra superior en 100 millones de dólares a lo que había costado la empresa cinco años antes.
Pero el colmo de esto es que dicha emisión de deuda se pretendió respaldar con el gobierno mexicano, a través del Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext). Por lo que dicho movimiento no se trataba en realidad de emitir deuda, sino de un rescate disfrazado, que tarde o temprano sería cargado para su pago al pueblo de México.
Bancomext intentó encubrir el movimiento diciendo que no se trataba de un rescate, sino de una operación de fondeo que realizaría Mexicana y en la que Bancomext actuaría como garante o aval. Esto resultaba aún más indignante ya que era un absurdo que Bancomext actuara como aval de una empresa, que le debía al mismo banco y que no había liquidado ni 10 por ciento de su deuda siendo que, de los 991 millones, Mexicana solo había liquidado 70 millones.
El gobierno de Felipe Calderón decidió no rescatar al empresario foxista y dejó a su suerte a la compañía de aviación. Argumentó que el gobierno no estaba para más rescates y que Mexicana debía reestructurarse con sus propios recursos o, de plano, cerrar.
La verdad es que el actual gobierno desde un inicio consideró inviable la existencia de dos grandes compañías de aviación, Mexicana y Aeroméxico, y pugnó por la fusión de ambas. En concreto, por la venta de Mexicana a Aeroméxico, sólo que la Comisión Federal de Competencia desautorizó esta salida, ya que dicha compra crearía una empresa privada dominante y casi monopólica en la aviación mexicana. Decidió entonces dejar sólo al empresario foxista.
¿Quién resultó beneficiado con la salida de Mexicana? Si usted viaja frecuentemente en avión, sabe la respuesta. En efecto, Aeroméxico ha vivido su agosto a lo largo de un año, con incrementos de tarifas hasta de 60 por ciento y la imposición de rutas, horarios y precios a los consumidores. El exbanquero Roberto Hernández, propietario mayoritario de Aeroméxico, cercano al PAN y al propio equipo presidencial, a quien apoyo en la contienda presidencial de 2006, es el nuevo capitalista cuate beneficiado. En otras palabras, se dejó morir a un empresario foxista para beneficiar a un empresario calderonista. Este es el tipo de “competencia” y de “capitalismo justo” que fomenta el actual gobierno.
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